sábado, 20 de febrero de 2010

Stairs

Siete peldaños. Sólo siete pequeños niveles que la separaban de su haz de salvación.

Sacando fuerzas que nunca creyó tener logró arribar desde su lecho hasta el inicio del desnivel que ahora tenía frente a ella. Con un titubeante paso llegó hasta el muro en donde ahora se apoyaba. Su inestable Postura daba cuenta de lo eterno que se le hizo ese pasillo –aquel que antes recorría en un par de segundos.

Sus ojos se le cerraban solos; la poca visión que obtenía eran sólo borrosas imágenes que la llenaban de incertidumbre.

Súbitamente llevó su mano hasta su boca; el río escarlata se escabullía de entre sus dedos.

Su vientre, víctima principal de aquella certera bala que actuó como verdugo, era otra fuga del rojizo líquido.

Exasperada decidió continuar con sus esfuerzos y aumentar el poco trayecto que llevaba; de todas maneras, avanzara o no, el resultado sería el mismo…

Primer peldaño. En un esperanzador momento su mente reacciona y la visión retorna paulatinamente.

Segundo peldaño. El fugaz despertar se mantiene; la confianza aumenta; a pesar de la debilidad logra razonar los primeros pasos.

Tercer peldaño. Un hálito cargado de dolor y de congoja; el movimiento al bajar comprime esa profunda herida.

Cuarto peldaño. Primer titubeo de bajada; casi resbala, esta vez la punzada fue aún más intensa; esa perforación le palpitaba tan fuerte y rápida como su corazón.

Quinto peldaño. Aquella mano debió abandonar sus labios; sus pasos eran más inestables y el miedo comenzaba a ganarle al –ahora- efímero ímpetu.

Sexto peldaño. Apoya su cuerpo contra el muro que –para su fortuna o infortunio- colindaba con esa escalera; su respiración se torna irregular –más que antes-, se le van las energías. La sangre no da tregua a su escape y la inconsciencia comienza a envolverla.

El séptimo y último peldaño. Levanta un pie para apoyarlo contra el suelo…y no puede, queda suspendido en el aire dando cuenta de su derrota. Su rostro se inclina involuntaria y bruscamente y los últimos restos de sangre descienden en cascada. Aquel pie cae pesadamente, y con él, se desmorona el aplomo de aquella mujer que pensaba que sería tan sólo un día más…sin algún desequilibrado suelto con un arma en su poder.

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