domingo, 18 de julio de 2010

Rainbow

A little present for my sis c:


De fondo, la melancólica melodía de piano; una de las tantas que te encantaba escuchar en las, a veces, eternas tardes de invierno. Siempre decías que era una canción un tanto gris…quizá por eso la disfrutabas, porque contrastaba contigo…Durante esas cálidas horas en casa solías mirarme a través de aquel caleidoscopio que construimos juntas, mientras yo tocaba el piano a la luz de las velas; reías y te deleitabas por cómo se mezclaban los colores cuando girabas aquel tubo.

Nunca entendí porqué te gustaban tanto los colores; de hecho aún no lo entiendo; lo comparabas todo con ellos. Cada vez que mis dedos caían sobre una tecla yo escuchaba un sonido y tú veías un color; mis melodías se transformaban para ti en un espectáculo visual.

La tarde de hoy es lluviosa y con una gris melodía de fondo, como las de antaño. Me detengo para acercarme a ti. Un pequeño vidrio me impide tocar tu rostro, pero me conformo con mirarte. Me conformo, y sin embargo extraño tus ojos abiertos, extraño aquel brillo especial que tenían cada vez que divisaban el arcoíris, cada vez que salías corriendo al balcón cuando el sol interfería en la danza de las descendentes gotas…como ahora…

Abro las cortinas para que seas bañada por esa luminosidad. Observo una vez más la habitación. Se ve igual a como cuando éramos pequeñas; la alfombra marrón, las paredes verde pálido, el cielo raso blanco inmaculado, el jarrón azul que casi rompimos más de alguna vez, las estanterías de caoba barnizadas, las violetas en el florero anaranjado que siempre debían estar ahí para mamá; el verde, rojo, blanco, amarillo de las decenas de arreglos florales traídas especialmente para ti.

Me volteo para mirar hacia el lago. Teniendo al arcoíris frente a mí, en todo su esplendor, y casi sin respiración, comprendo porqué te fascinaba, porqué veías todo de ese modo, porqué con una sonrisa en el rostro siempre decías que cruzarías nadando el lago para atraparlo. Con lágrimas bajando por mis mejillas me vuelvo a acercar a ti; te veo con dulzura y en silencio, y con una sonrisa te prometo, hermana mía…”te regalaré el arcoíris”.


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