viernes, 15 de octubre de 2010

Curiosity

Curiosity. That was what I felt the first time I saw that door; at least the first time I remember. An old and dark door very different from the others around the house. I always wanted to know what was behind it, but Grandma' said it was forbidden.
Now I'm older, but I still have the same desire to know what's there. Grandma' wasn't at home that moment, so I decided to go in. That door even hadn't any key; just Grandma' authority kept it closed.
I'm inside the room, there's no any light but the sun trying to show up itself through the space between that wood covering the window. It was smelly. Then , I touched something big in the middle of the room; I tried to see with the light of my mobile phone. I wish I didn't do that. There, inside of a kind of coffin was my mother's body, the one I thought I left in the cemetary when I was a child. I hear steps getting closer. Curiosity has gone, fear has arrived...
At least I know what Grandma' will do with that knife.

lunes, 11 de octubre de 2010

From a night I don't remember....

I wanted to scream all night, but I couldn't; even though I had strong walls, walls which would make my hand bleed with a fist, but I simply couldn't scream.
When was the last time I really cried? I don't remember, it must be too many time ago, because there are too many tears, I can't stop them.
Something hurts, it's not my heart, it's deeplier than that....damn! It really hurts!
Fucking body! Control yourself! Why can't you do something so simple?
Fucking doubts! It's supposed you wanted to be this since you can remember!
Fucking freak girl! Rise your head!! Are you gonna be a weak one? Do you have any other plan but this? No? Funny...isn't it? Miserable human being...This is all you have, don't waste it! And don't you dare show this fucking face to them!
Look your eyes in the mirror! What's that?? Is that you? Don't you dare stop smiling in front of them! You don't deserve being sad, that's too much for you, you're nothing for sadness, worse that nothing!
Just get up!
If you're gonna think about it just think it! Don't say it! You're not weak! You won't show your desperated face....

sábado, 31 de julio de 2010

Sueño Interrumpido

Abro mis ojos con pereza; siento mi boca seca y una de mis brazos dormidos. Después de unos segundos descubro que mi seño fue interrumpido por alocados motociclistas que, probablemente, hacían carreras clandestinas cerca de mi casa; refunfuño un poco para mí mismo. Me acomodo hasta quedar sentado sobre mi cama. Enciendo la lámpara azul que está sobre mi velador, junto a mí; me estrujo los ojos para poder acostumbrarme a la luz. Miro el reloj; suspiro; casi las cuatro de la madrugada. Por un momento me alegra darme cuenta que aún estoy lo suficientemente cansado como para volver a dormirme de inmediato, sin embargo recaigo en el apetito que siento repentinamente; ahora recuerdo que ni siquiera almorcé el día de ayer. Solté aire decepcionado al pensar en que seguramente no quedaría nada muy apetitoso en la cocina; mi padre no era muy responsable en cuanto a tener comida constantemente en casa. Pero tan rápido como había pensando tan sólo volver a dormirme, vino a mi mente la imagen de un plato con frutas que quedó junto al refrigerador; un bocado tan saludable como ese no tendría porqué hacerme mal aunque fuera a esa hora, me dije a mí mismo.

Hacía un poco de frío así que busqué un pantalón para salir de mi habitación, me puse las pantuflas y emprendí camino. Mi cuarto era el más alejado de la cocina y la luz del pasillo estaba hasta el otro extremo de donde me encontraba yo. Sin embargo, como ya estaba amaneciendo, algo de luz alcanzaba a iluminar mi recorrido.

Paso junto a la puerta que da a la habitación de papá y me regreso al notar que no está cerrada del todo; algo bastante curioso considerando lo maniático que es él en cuanto a esas cosas: le enfurece que las puertas queden abiertas. Atiné a cerrarla con el menor ruido posible para no despertarlo. Seguí avanzando por el pasillo cuando de pronto aquella débil pero útil luminosidad me hace notar un tono oscuro que no concordaba en el cerámico; me acerco lentamente; descubro que, de hecho, es una especie de charco, un charco espeso y oscuro que, con horror observo, viene de la habitación de mi hermana. Comienzo a sudar frío; trago saliva sonoramente mientras mi temblorosa mano se acerca al picaporte. Al abrir la puerta el sonido de las viejas bisagras hace que me estremezca aún más y que mi pulso se acelere. Mi respiración se detiene por unos segundos; no puedo mirar más allá, me basta con ver los pies de mi hermana que cuelgan desde el borde de la cama, inertes, pálidos y con un hilillo de sangre que llega hasta la punta de sus dedos; reprimo una mezcla de sollozo y grito llevándome una mano a la boca. Al instante recuerdo la puerta entreabierta de hace un momento y me vuelvo sigilosamente. Ingreso a la habitación con sumo cuidado; ya hay más luminosidad, las casi transparentes cortinas de ese cuarto me lo hacen saber. Me paralizo al ver el cuerpo de mi padre sobre su cama, sentado y con cerca de una docena de cuchillos por todo su torso; en el pecho, en los hombros, en el cuello, quizá en su espalda; sus ojos aún están abiertos, pero claramente con una mirada inexistente. Estoy empapado de un sudor que me congela; comienzo a retroceder lenta y silenciosamente hasta que mi espalda alcanza la pared del pasillo. Me siento completamente desorientado; por alguna razón atino a mirar hacia mi derecha y es en ese momento cuando recaigo en la posibilidad de que la persona responsable podía aún estar aquí. A pesar de que la resignación me invadió totalmente en esos escasos segundos, de todas formas intenté escabullirme hacia mi cuarto. Sólo di un par de pasos cuando escuché un disparo seguido de una sensación de entumecimiento, caí al instante y mi mirada se dirigió a mi pierna derecha, víctima de la bala. De pronto siento que el tiempo avanza más lento, se me nubla la vista pero alcanzo a captar la figura del asesino que se acerca a mí con varias armas punzantes en sus manos, a medida que se mueve, deja que la luz del sol me llegué directamente, haciendo de esta situación algo incluso más agónico. Finalmente apoyo mi rostro contra el suelo, no puedo hacer más. Interna e infantilmente maldigo mis ganas de ir a comer esas manzanas en la madrugada; maldigo que mi sueño sea tan ligero como para despertarme con el sonido del tráfico, de los motores; maldigo haber salido de mi cuarto porque ahora que lo veo desde esta posición, realmente no parece una habitación lo absoluto, tan escondida que pasaba desapercibida totalmente. Quizá si hubiera esperado unos minutos más para salir el asesino se habría ido; quizá si mi sueño no hubiera sido interrumpido estos no serían mis últimos segundos vivo.

domingo, 18 de julio de 2010

Rainbow

A little present for my sis c:


De fondo, la melancólica melodía de piano; una de las tantas que te encantaba escuchar en las, a veces, eternas tardes de invierno. Siempre decías que era una canción un tanto gris…quizá por eso la disfrutabas, porque contrastaba contigo…Durante esas cálidas horas en casa solías mirarme a través de aquel caleidoscopio que construimos juntas, mientras yo tocaba el piano a la luz de las velas; reías y te deleitabas por cómo se mezclaban los colores cuando girabas aquel tubo.

Nunca entendí porqué te gustaban tanto los colores; de hecho aún no lo entiendo; lo comparabas todo con ellos. Cada vez que mis dedos caían sobre una tecla yo escuchaba un sonido y tú veías un color; mis melodías se transformaban para ti en un espectáculo visual.

La tarde de hoy es lluviosa y con una gris melodía de fondo, como las de antaño. Me detengo para acercarme a ti. Un pequeño vidrio me impide tocar tu rostro, pero me conformo con mirarte. Me conformo, y sin embargo extraño tus ojos abiertos, extraño aquel brillo especial que tenían cada vez que divisaban el arcoíris, cada vez que salías corriendo al balcón cuando el sol interfería en la danza de las descendentes gotas…como ahora…

Abro las cortinas para que seas bañada por esa luminosidad. Observo una vez más la habitación. Se ve igual a como cuando éramos pequeñas; la alfombra marrón, las paredes verde pálido, el cielo raso blanco inmaculado, el jarrón azul que casi rompimos más de alguna vez, las estanterías de caoba barnizadas, las violetas en el florero anaranjado que siempre debían estar ahí para mamá; el verde, rojo, blanco, amarillo de las decenas de arreglos florales traídas especialmente para ti.

Me volteo para mirar hacia el lago. Teniendo al arcoíris frente a mí, en todo su esplendor, y casi sin respiración, comprendo porqué te fascinaba, porqué veías todo de ese modo, porqué con una sonrisa en el rostro siempre decías que cruzarías nadando el lago para atraparlo. Con lágrimas bajando por mis mejillas me vuelvo a acercar a ti; te veo con dulzura y en silencio, y con una sonrisa te prometo, hermana mía…”te regalaré el arcoíris”.


domingo, 11 de julio de 2010

Vidrio Empapado

Sólo la punta de sus dedos surcaba el gélido cristal; formaban angostas rutas a medida que se arrastraban sobre la superficie.

Su acompasada respiración se armonizaba con la afable mirada que ofrecía a nadie en particular.

Amaba la lluvia. Sentía que era una de las más puras expresiones de la naturaleza. Mas los recuerdos que provenían al mismo tiempo no eran tan hermosos en comparación al paisaje que ahora veía.

Eternas tardes saltando y riendo bajo aquellas juguetonas gotas… Eso era en un principio; algo que para muchos sería utópico para ella era un diario vivir.

Sin darse cuenta, la lluvia ya no era una compañera de diversión, era su refugio, era el hombro sobre el cual llorar. Fue su consuelo cuando le arrebataron a su padre de su lado; y cada noche en que a su mente volvía la imagen de su cuerpo mutilado y agonizante. Aquellas gotas se convirtieron en el escondite de sus lágrimas, incluso de su sangre, la que desde su intenso escarlata pasaba a ser un débil río rosa que recorría sus ropas.

No podía huir.

Después de cada paliza propinada por una imitación de padre, pasaba largas horas viendo el llanto del cielo…

De la misma manera que lo hacía ahora…

La amplia habitación no hacía más que aumentar el frío, y la oscuridad presente no hacía más que ocultarle su pesar.

¡Cómo anhelaba esos infinitos minutos en que esos charcos la hundían hasta las rodillas!

¡Cómo extrañaba alzar su rostro para recibir de lleno esas puras gotas con el solo pretexto de sentirse viva!

Ahora ni el gélido aire que la rodeaba calaba en su ser. De entre sus labios teñidos de un pálido violeta salía su aliento visible ante sus ojos…y se plasmaba en aquélla superficie borrando la marca de sus dedos.

La punta de su nariz enrojeció, y su piel ya era totalmente inerte a cualquier sensación; ni siquiera se percataba de que un débil camino de sangre había avanzado bastante.

Las escarlatas gotas que pendían de su rostro o bien caían en sus ropas o se estrellaban contra el suelo.

Hacía caso omiso a la debilidad que se asomaba… Pasar horas sin detener una herida trae sus consecuencias.

Era víctima de su propio pasado. Y quién sabe dónde estaría el charlatán responsable de las rojizas manchas; aquel intento de hombre que alguna vez le juró amor eterno.

Prácticamente sin pensarlo se pone de pie sin perder de vista el objeto de su atención. Sentía profundas ansias de estar una vez más bajo la lluvia –aunque sea una última vez.

Con un débil pero constante paso cruzó el umbral de su puerta encontrándose con los primeros goterones. Su sentido táctil comenzaba a retornar.

Avanzó más hasta detenerse en el mismo lugar que había estado observando. El agua chocaba contra ella de una forma que no esperaba. Su inerte piel volvió dolorosamente a la vida. Al principio sentía las gotas como pequeños alfileres que trataban de despertarla; pero esas tímidas puntas de pronto se volvieron hostiles navajas que penetraban cada rincón de su cuerpo. Comenzó a encogerse y encorvarse acongojada. Atinó a apoyarse y posteriormente sentarse en el banco que había llamado su atención dentro del paisaje que le permitía ver el cristal. Quedó estática, sólo con una mueca de sufrimiento en su rostro. El daño que sentía, en un principio mental, comenzó a manifestarse. Los pseudos puñales avivaron su braveza; su piel comenzó a rajarse, y a medida que las gotas volvían a chocar una y otra vez con las heridas, éstas se profundizaban cada vez más.

Ya no quedaban rastros de su pálida superficie. Sólo la cubría un escarlata manto. Su piel había sido calcinada por esa lluvia que tanto amó.

Reuniendo fuerzas que ya no tenía, alzó su mirada quedando prendida de aquel vidrio empapado que reflejaba su última y patética imagen.

A medida que las gotas de sangre caían y se mezclaban con los charcos de lluvia, su persona se iba desmoronando.

Sólo esperaría hasta secarse…

sábado, 10 de julio de 2010

[?]

What are you looking at?
I'm looking at those words floating through the air....that dirty air.....I can't see those words very well....
I need to see the sea; I need to see an island, the trees....
Maybe I need to talk to those people who taught me how to live this life, how to understand these letters I'm writing, these words I'm thinking, these sentences I'm creating....

When was the last time I created a world? Funny question considering I see a million different worlds every time I open my eyes....."complete your thoughts, write them!", I don't feel able...
When was the last time I heard screams?

Please!
Give me a sheet of a paper, give me a pencil, maybe a word.....and I'll create a new world for you.....

sábado, 3 de julio de 2010

Mariposas

Debo admitir que sus creaciones eran bellísimas; las pinturas, dibujos, los bordados…pero era enfermizo. Dejó de comer, de asearse, para seguir armando esas figuritas de papel. Las pocas veces que hablaba era para contarme las mismas historias de cuando ella era pequeña y pasaba sus infinitas e infantiles tardes en los prados, revolviéndose entre los miles de colores que ofrecían las flores.
Pero en el último tiempo ya casi no pronunciaba palabra alguna, sólo de improviso soltaba frases de alabanza hacia un inexistente jardín que –al parecer- divisaba desde una de las ventanas del comedor; luego suspiraba y en un tono nostálgico decía al vacío que "ellas volverían para jugar como antes".
Me sentí extraña todo el día, y para mi infortunio debía ir a la ciudad de inmediato.
Le pedí expresamente que no hiciera nada, que se quedara tranquila hasta que yo volviera…
Han pasado algunos minutos desde que volví; está lloviendo, lo escucho y siento las diminutas y frías gotas caer sobre mí y recorrer mi –seguramente- pálido rostro; permanezco en la entrada de la casa y desde aquí tengo una perspectiva completa. No puedo evitar pensar en lo que debió sufrir para hacerse esas heridas…sólo tenía los instrumentos para bordar. Y sin embargo su rostro muestra una tranquilidad que me inquieta. La sangre avanza a través del viejo piso de madera y casi alcanza mis pies.
La lluvia se detiene. Un par de rayos de sol repentinamente me nublan un poco la vista, cuando me doy cuenta todo el prado está cubierto de diferentes clases de flores; a lo lejos diviso el arcoíris que termina por completar el multicolor paisaje.
Observo nuevamente el cuerpo. Seguramente su inocente obsesión le hacía recordar los momentos agradables de su vida…al menos eso atino a decirme para comprenderla.
El sol traspasa la ventana e ilumina el rostro de mi madre, dejándome ver su expresión de paz y a su infinidad de mariposas plasmadas de diferentes maneras por todas partes.
Noto un ligero movimiento cerca de mí, al voltearme veo decenas de mariposas que se acercan; en silencio las admiro y en silencio observo cómo atraviesan el umbral de la puerta. Se posan sobre el cadáver, dando vueltas en el aire; de a poco se les unen las mariposas pintadas, las mariposas bordadas, las mariposas dibujadas, las mariposas de papel; todas en una lenta danza mientras flotan.
Después de todo, mi madre tenía razón…"ellas volvieron para jugar", como antes.

domingo, 13 de junio de 2010

Hidden Revenge

Otro día de vacías y muertas horas detrás de ese mostrador. Otro día en la farmacia.
Es temprano. Hay pocas personas dentro; pero él sólo espera.
Recetas, cajas, dinero. Recetas, cajas, dinero. Se muestra inmune ante la monotonía.
Un respingo y una ligera sonrisa que no quería mostrarse al mundo.
¿Es que acaso el destino estaba de su lado? Podría ser…
-Buenas… -murmuró a modo de saludo el recién llegado mientras extendía por el mostrador un papel con letras ininteligibles.
Esa ligera sonrisa se volvió algo maniática.
-¿Desea tomársela ahora? –preguntó. La respuesta fue afirmativa.
Se dirigió hacia aquellos estantes rellenos, sonriendo a su antojo.
El robusto hombre tragó confiado para luego amistosamente comentar que aprovecharía de comprar algunos artículos domésticos.
“Será todo un espectáculo”, pensó para sí.
Los minutos pasaron, y en efecto, algo llamó la atención. Aquel mismo hombre robusto retorcíase en la mitad del pasillo. Vómitos, piel enrojecida y gritos acicalaban la mutación. Dejó de existir a la vista de todos.
El farmacéutico permanecía impávido. ¿Negligencia? Rió mentalmente por tan sólo pensar que lo acusarían de ello. Al parecer, dejarse la barba y usar lentes de contacto había servido; fue irreconocible ante sus ojos. Sin borrar esa sonrisa, miraba el cuerpo inerte.
Con esto comprobaba que la venganza era aún más sabrosa cuando la probabas a escondidas.

Lonely Colours

My back is on the wall, that white and not so cold wall. I look outside; the cars lights are getting through the night darkness.

In front of me is that white colour again.

I hear the silence, I hear the sounds inside it. I’m touching the seconds, I’m feeling the minutes; my funny clock is ticking ; sometimes is noisy; sometimes it reminds me life keeps going; it gives me the fact that I’m still a weird person in here.

To the right hand side there’s that blue colour covering the window; a dark view taking me away a natural one.

I’m not sleepy, neither awake. My annoyed mind doesn’t want me to rest. The ticking seconds are looking at me, those noisy minutes want to steal my pencil and this blue colour next to me wants the ink of my words.

To the left hand side, one more time, is that white colour.

Now it’s cold; it’s late. Is it time for missing? I prefer trying to not forget; I prefer to start something new, something away from my memories, creating new ones, and then, leaving that memories behind again.

Now, I look up to the ceiling. There is! The white again; there’s also a yellow one; that shinny colour which is letting me writing; that awful colour which reminds me is time to sleep.

I’m sit, my feet feels the brown and frozen floor; my green pillow is calling me, is yelling at me, but now I feel awake.
I look down to my hands; the right one has the pencil, the left one has a knife. My wrists are naked, also my neck; maybe the red one will join to this lonely colour dance.

jueves, 8 de abril de 2010

Clueless.....

Qué extraño es no extrañar.....
Quizá el llanto de la despedida fue más bien la acumulación de decepciones......¡ja! qué patético....
El exasperante sonido del tráfico no es el mejor compañero, pero al menos me recuerda dónde estoy...
Hace tiempo no los veo, no sé dónde están...¿es que acaso se quedaron arraigados y deambulando en el lugar que fueron creados? ¡Qué envidia la mía!
Por ahora sólo me acompaña una anónima historia la que es incluso menos reconfortante que el bullicio a un par de metros de mí.
Qué extraño se siente no extrañar....
¿es acaso algún tipo de trance? ¿es que realmente todo lo abandonado era algo asfixiante? Qué angustiante resulta no poder deshacerte del lado estúpido de tu propia personalidad.
Desesperadamente cerrar los ojos por el infantil miedo de ver que la vida avanza.....que avanza a pesar de tu infundada inmadurez, de tu forma obsesiva y terca de ver las cosas.
Qué extraño es no extrañar...
La incertidumbre de un nuevo mundo puede ser estimulante o bien resultar el gatillante de tu fin. Quiero sentir otra vez ese sabor tan característico del pasado.....recuperar todo lo que el resto de mis sentido hayan pasado por alto....quizá de esa manera comience a extrañar, quizá de esa manera añore lo que ahora me resulta indeferente....
Los segundos y sus respectivas muertes me dirán dónde aferrarme.....

Clocks

Es lunes, el día en el que más odio a mi despertador. Resignación. Pellizco mis ojos para quitarme la pereza. Miro el chirriante reloj: 7.03. Otro bostezo mientras termino de vestirme. Me tomo mis minutos en el baño. Miro el reloj del living: 7.30; voy con tiempo a favor. Camino a mi ritmo habitual y durante la mayoría del recorrido veo a las mismas personas de todos los días; quizá ellos piensen lo mismo de mí. Llego a mi destino sin novedades, a un día sin novedades, a un regreso a casa sin novedades.

Es martes, aunque con menos pereza que ayer, de todos modos cuesta abrir los ojos. Miro el reloj despertador: 7.03. Me visto y, como siempre, al baño. Antes de salir, mi vista en el reloj del living: 7.30. Camino por la calle, hace un poco de frío; sigo viendo los mismos rostros. Ya estoy en el trabajo y me encuentro con un par de caras nuevas que se presentan; no sabía que estaban contratando más personal. Al fin en casa, al fin a dormir.

Es miércoles; a mitad de semana ya ni el despertador te molesta. No me cuesta despertarme, pero el reloj me dice lo contrario: 7.10. Sólo me visto y paso al baño, el desayuno lo llevo al trabajo. Así, según el reloj del living salgo a la hora de siempre: 7.30. Paso desde mi calle hasta la avenida principal observando a quienes pasan por ahí, disimulo mi extrañeza al notar que hay varias personas que se ausentan; saco mi celular: 7.41, cada vez que cruzo la calle , ese reloj me indica esa misma hora; quizá ellos también se quedaron dormidos. Ya en mi oficina me pregunto si habrá cambio completo en el personal: hoy habían más rostros nuevos. De regreso todo como siempre.

Es jueves, mis ojos me pesan mucho a pesar de la hora. Mi despertador me grita que son las 7.07, y yo quiero dormir unos minutos más. El relajo me pasa la cuenta; apenas si alcanzo a peinarme. El reloj del living alcanza a decirme que son las 7.35. El semáforo ya no está en verde como todos los días. Mientras espero chequeo el celular: 7.49; parece que demoré un poco más. En el trabajo sólo quedamos tres de los que empezamos esta semana, pero a nadie parece llamarle la atención. Una vez en casa me desespero al darme cuenta al darme cuenta que muchas cosas no están en los mismos lugares que en la mañana. Maldigo a mi memoria.

Es viernes, ya va a acabarse la semana y el cuerpo predispuesto. El despertador me dice las 7.03; quizá hoy no desordene mi rutina. Observo mi clóset y repentinamente llego a la conclusión de que mi ropa me desagrada; me demoro en escoger algo. Por aquel imprevisto debo llevarme el desayuno al trabajo como lo hice el miércoles, de esa manera salí a las 7.30 según el reloj del living. Llego al semáforo y para mi extrañeza está en rojo; saco el celular: 7.47; en silencio me cuestiono mi demora. En la oficina sigo algo distraída: soy la única que comenzó el lunes y continúa allí.

Es sábado, hoy es sólo mediodía me digo para darme ánimos. Veo el despertador: 7.03. Hoy la ropa no es problema, pues ayer la sensación fue tal que fui de compras. Salgo de casa a las 7.30. El semáforo está en verde y por inercia saco el celular: 7.54, por un momento pienso que este reloj está descompuesto, pero se me hacía tan pesado caminar que descarté la idea. No me sorprende llegar tarde al trabajo, pero aún no comprendo porqué me costó tanto llegar. Entro, pero nadie me llama la atención, al contrario, de forma amable me hacen pasar a la oficina del gerente, gerente que nunca en mi vida había visto. Me entrega un sobre a la par que me invita a un salón; observo un gran cartel: “Gracias por todos esto años”, dice en él. Me paso toda la tarde perpleja. Llego a casa y allí recién me doy cuenta de la cantidad de casas nuevas que hay alrededor de la mía.

Es domingo, el despertador vuelve a sonar a las 7.00, pero no tengo prisa. Me visto con calma, paso al baño y me preparo el desayuno en la cocina. Me dirijo al living; estoy lista, lista para encontrarme con mi realidad, para encontrarme a mí misma en un ataúd en medio de aquel salón. Hoy no es necesario chequear el celular. Son las 7.30 y salgo de la casa. Al menos mañana no escucharé el despertador.

Esta semana me pareció eterna.